La devastación sufrida por Jedha, Scarif y, en última instancia, Alderaan acabó de confirmar los peores miedos de la Alianza rebelde: el Imperio galáctico había construido una estación de combate, la Estrella de la Muerte, que albergaba un poder como no se había visto nunca. En una maniobra desesperada, tras robar los planos de la estación de combate, la Rebelión preparó un ataque contra el arma imperial. La única esperanza era alcanzar su único punto débil, situado en el interior del reactor.
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