El Borde Exterior fue, incluso en los tiempos del Imperio galáctico, una región enorme en la que era relativamente fácil que un planeta pasara desapercibido, o incluso que se convirtiera en un codiciado objeto de deseo de la noche a la mañana. Pocos planetas combinaban esos dos factores de forma tan única como Bespin, donde coincidían unas instalaciones mineras que habían atraído por primera vez a los colonos hasta el gigante gaseoso, y la lujosa Ciudad Nube, un centro de entretenimiento y ocio plagado de hoteles y casinos de lujo. Ambos factores estaban conectados de manera inextricable entre sí, e incluso el propio Imperio tuvo problemas para conseguir someter a los gobernantes del planeta. Pero el Borde Exterior también acogía lugares tan dispares como el pantanoso (y peligroso) Dagobah o el inquietante planeta Dathomir, hogar de las escalofriantes Hermanas de la Noche.
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