El dÃa a dÃa en la galaxia podÃa resultar muy diferente en función de qué planeta o rincón de la misma habitara cada pueblo o especie. No era lo mismo ser un adinerado millonario afincado en el lujoso Cantonica, donde las principales actividades eran jugar en el casino o apostar en las carreras de fathiers, que tener que subsistir en los planetas menos afortunados o más inhóspitos del Borde Exterior, donde la necesidad podÃa llevar a comer los alimentos más inverosÃmiles. Y aunque la galaxia era un lugar enorme, gracias a la tecnologÃa holográfica estaba perfectamente comunicado. Dicha tecnologÃa no solo posibilitaba la transmisión de mensajes audiovisuales en directo o grabados previamente, sino que también permitÃa a los navegantes espaciales contar con valiosos mapas para adentrarse en los lugares más remotos del universo conocido. Lugares que no era recomendable visitar si no disponÃas del equipo más adecuado para cada situación: máscaras antigás, mochilas propulsoras o el insustituible bacta eran elementos que no podÃan faltar en el equipaje de cualquier viajero.
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